4/3/08

El día después de mañana esta cerca

Informe y texto: Karina Donangelo
La guerra climática es hoy una realidad que supera a la ficción

Al mejor estilo de las novelas de ciencia ficción. Pero en la realidad. En el aquí y ahora. Y tal vez desde hace tiempo…
Si George Orwell inauguró con su célebre “1984” la corriente de anticipación científica denominada Near Future (Futuro cercano); George Turner ha demostrado ser su más aventajado discípulo con su obra “Las Torres del olvido”. El relato nos cuenta los últimos vestigios de una civilización autodestruida a mediados del siglo XXI: rascacielos fantasmales, comidos por los siglos y casi sumergidos en el mar a causa del Efecto Invernadero. Y el empeño de una joven historiadora por reconstruir la vida en aquella época de convulsiones sociales, superpoblación y trastornos climáticos; quien redescubre un mundo parecido al nuestro…
Con respecto a la posibilidad de que el hombre pueda modificar las condiciones del clima voluntariamente, otros escritores se han referido a este tema, tales como Leonard Leokum y Paul Posnick en su obra “La guerra de las tormentas”.
De un tiempo a esta parte, distintos líderes mundiales han manifestado también su profunda preocupación por los cambios climáticos que incluyen variaciones de temperaturas, desastres naturales; deshielos; sequías, feroces y destructivos huracanes e inundaciones entre otros cataclismos, cuyo saldo ha sido y continúa siendo la muerte de millones de personas y la ruina de la economía de un país.
Diez de las más importantes empresas de Estados Unidos pidieron al actual presidente, George Bush que respalde las reducciones de gases tóxicos, que provocan la contaminación de la atmósfera y el Efecto Invernadero. El cambio climático será incluso un tema de campaña ineludible de cara a las elecciones de 2008 pese a que Bush rechazó controles obligatorios de anhídrido carbónico y otros gases causantes del Efecto Invernadero, pues según afirmó esto “perjudica a la economía”. Sin olvidar tampoco que también rechazó el Protocolo de Kyoto, firmado por decenas de países para controlar la emisión de gases industriales.
Ahora bien, ¿realmente se trata sólo de “catástrofes naturales”? ¿Es que el clima de nuestro planeta se ha vuelto completamente loco?
Últimamente la humanidad ha experimentado extraños fenómenos climáticos devastadores, tales como los diluvios ocurridos en Vargas y Mérida, en Venezuela; el Tsunami o de Asia y los mortales huracanes en el sur y norte de Europa, que dejaron un saldo de por lo menos 45 muertes y cuantiosos daños materiales. Una corresponsal del diario La Nación señalaba a mediados de enero de este año que “en Alemania, la temperatura promedio estaba 7 grados por arriba de lo normal. Y en Francia hacía un calor como nunca antes se había visto, con temperaturas de 10 grados por la mañana, y entre15 y 19 grados por la tarde o noche en pleno invierno. Casos similares se han dado en Inglaterra, Holanda y Eslovaquia.
También son sospechosas las recientes catástrofes “naturales” como el terremoto ocurrido el sábado 8 de octubre de 2006 en Cachemira, Pakistán y las devastaciones en Guatemala causadas por el huracán Stan el pasado 6 de octubre del mismo año.
Los científicos detectaron muchas cosas extrañas en el Tsunami asiático, lo que entre otras cosas provocó el desplazamiento del eje de rotación de la Tierra de 5 a 6 centímetros y el desplazamiento de islas tales como Sumatra que se corrió 30 cm. hacia el sudoeste. También llamó mucho la atención de la comunidad científica el carácter del huracán Katrina, su fuerza y su trayectoria.
Por su parte, la gente que sobrevivió el huracán Charlie describió cambios mentales y de humor. Una hora antes de que pasara el centro del huracán, los supervivientes estaban cansados, deprimidos y aletargados.
Entonces, ¿de qué extraño fenómeno estamos hablando? Ni más ni menos que de la manipulación del clima por parte del hombre.

Los secretos de Nikola Tesla

Esta cronista hace ya 7 años esbozó una idea de lo que se nos estaba aproximando con lo que a muchos medios periodísticos se les antoja llamar falazmente “armas no letales”. En mi nota titulada “Y seréis como Dios”, publicada en http://www.almargen.com.ar/, mencioné la figura del físico y enigmático Nikola Tesla (1856-1943), y señalé que la aparición de nuevas armas de guerra, tales como pistolas de microondas, cañones de sonido, lanza espuma, armas láser, granadas de goma o generadores electromagnéticos, herederos éstos últimos del Generador Tesla”, encuentran su principio o base en las investigaciones desarrolladas por éste científico paradigmático. Armas capaces de modificar el clima y de “producir en el ser humano malestares físicos tales como sordera temporal, fiebre, mareos, vómitos, anulación temporaria de la función psicomotríz, taquicardias, hasta paros cardíacos e infartos, pese a que muchos lo quieran ocultar.
Algunas de estas armas ultramodernas tienen sus antecedentes en la época de fines de la Segunda Guerra Mundial, cuando la CIA y otros organismos de inteligencia internacionales utilizaron elementos tales como los Rayos T. Se trata de rayos de energía para la dominación cerebral, generados por energía artificial, que trabaja sobre los códigos de energía o radiación cerebral. Y que actúa como una anestesia, ante la cual se corta en el cerebro la capacidad periférica psicomotriz. Los rayos T se encargan de controlar y/o anular la radiación energética cerebral. Este ataque se da dentro de un orden invisible e intangible, como disparador espacial y se lo utiliza para bloquear o dominar mentalmente a una persona. Son capaces de borrar cosas del cerebro humano y enviar órdenes o hasta controlar la conducta social, individual o colectiva.”
Tesla mencionó que poseía un rayo capáz de destruir grandes extensiones de tierra. Denominó a su invento “el rayo de la muerte”. En 1908, mientras su amigo Robert Peary intentaba llegar al Polo Norte, Tesla envió uno de sus rayos para que cayera al oeste de donde aquel se encontraba. Peary había recibido una advertencia previa, de que recibiría una señal inequívoca de su amigo científico. El mismo día que Peary llegó al Polo, una devastadora y aún inexplicada explosión sacudió a la zona de Tunguska, en Liberia, Rusia. Cerca de 3000 kilómetros cuadrados de bosque fueron barridos por una explosión. Se calcula que el rayo enviado por Tesla tenía el poder equivalente a una bomba atómica de 50 megatones.
Estados Unidos fue el primer país en presentar en público un rayo acelerador de partículas (principio desarrollado por Tesla en la década de 1920) como parte de sus esfuerzos por crear un sistema de defensa antimisiles basado en el espacio durante la década de 1980/90.

El super cañón

Pero es a través del Proyecto HAARP, que ese país estudia la posibilidad de calentar ciertas áreas de la atmósfera a fin de lograr un control climático sobre algunas regiones del planeta.
Se sospecha que Rusia, China y la India estarían llevando a cabo sendas investigaciones y experimentos sobre la aceleración de partículas.
El rayo acelerador de partículas es lo que ha servido de base para el actual sistema de defensa de los Estados Unidos basado en satélites: conocido como “La guerra de las Galaxias” o también “Escudo antimisiles”.
Es que, aunque los Estados Unidos y la ex URSS firmaron a fines de los años 70’ convenios que prohibían la investigación de armamentos para la guerra geofísica, ello no significó que las potencias no pensaran seriamente en las armas atmosféricas, probablemente debido al éxito de los esfuerzos por derivar la trayectoria de los huracanes: el 21 de agosto de 1969 en la República Dominicana se formó una enorme nube blanca, que se expandió a dimensiones colosales, formando anillos concéntricos antes de desaparecer por completo.
Dicho fenómeno resultó ser parte de una operación denominada “Projet Stormfury”, cuyo fin era el de bombardear los huracanes con yoduro de plata, plomo y hielo seco para restarles potencia. Estas operaciones a menudo resultaban en la deformación de los “ojos” de huracanes y su desvío hacia países que jamás habían experimentado ciclones de dicha magnitud (Panamá, Nicaragua, Honduras) a menudo con efectos devastadores. Este descubrimiento comprobó que si bien hasta ese momento aún no se sabía cómo crear huracanes, sí se los podía manipular o interferir con los procesos que provenían de su creación, al afectar las corrientes marítimas globales, como el fenómeno de “El Niño”.

Señales en el cielo

Nadie dice nada sobre los “Chemtrails”, por ejemplo. Desde enero de 1999, la Environmental News Service viene investigando un sinnúmero de informes acerca de “configuraciones extrañas en el aire, aparentemente creadas por aviones dedicados a rociar una sustancia capáz de causar enfermedades en la población.
Según Raytheon Company, un ingeniero de misiles ya retirado, las aeronaves que participan en estas operaciones son de la USAF que rocían sustancias muy parecidas al yoduro de plata empleado durante la siembra de nubes. Este fenómeno de las estelas de condensación (contrails, en inglés) “forma parte de una iniciativa militar destinada a desarrollar una capacidad de combate meteorológico, capáz de devastar países enemigos”. Esta afirmación está respaldada por una página web, abalada por el Pentágono. El informe, titulado The Weather as a Force Multiplier: Owining the Weather in 2025 (“El Clima como multiplicador de Fuerza: Adueñándonos del clima en el 2025) nos muestra que “este proyecto norteamericano, denominado U.S AIR FORCE 2025 contempla una amplia gama de posibilidades militares: herramientas de manipulación climatológica para crear fenómenos atmosféricos de pequeña a mediana escala (…); la generación/disipación de neblina mediante el uso de tècnicas de energía dirigida y un surtido de armas de rayos”. Y el documento concluye diciendo que “para el 2025, (…) en los Estados Unidos, la modificación del clima casi seguramente formará parte de una política de seguridad nacional con usos tanto domésticos como internacionales. Nuestro gobierno ejercerá dicha política a varios niveles, según sus intereses. Estos niveles podrán incluir: acciones tomadas unilateralmente; la participación en marcos de seguridad, así como la OTAN; la participación en organismos internacionales así como la ONU; o la participación en coaliciones.
Suponiendo que para el año 2025 –continúa diciendo el documento- , nuestra estrategia de seguridad nacional incluya la modificación meteorológica, se puede concluir que también formará parte de nuestra estrategia militar nacional”.
Pero volviendo a los Chemtrails, algunos informes divulgados en Internet afirman que diversas denuncias de profesionales concluyen que algunas de las sustancias que arrojan estos aviones son sales especiales, como el litio, plomo, bismuto, aluminio y bario. El aluminio es prácticamente inocuo. El bismuto tiene efectos estupidizantes aún en ínfimas micro dosis; el plomo es venenoso en cualquier dosis y altamente peligroso en grandes dosis; mientras que el bario y el litio son estupidizantes en ínfimas dosis.
Como se ve, para algunos fenómenos todavía no hay ningún tipo de explicación oficial. Simplemente acontecen y las consecuencias de este acontecer son aún impredecibles.
Por otro lado, muy de vez en cuando aparecen noticias enmarcadas en un pequeño recuadro del borde más marginal de un diario o un periódico, las cuales sí tienen una explicación oficial, muchas veces tan absurda, que hasta en la sección de humor quedarían desubicadas. Como por ejemplo el siguiente titular publicado en el diario La Nación el 26 de enero de 2007: “El Pentágono presentó un arma de rayos no letales”. Según la información publicada, esta “nueva” arma, denominada “Active denial system”, (que no es letal, pero emite rayos de baja frecuencia, que causan en la piel una fuerte sensación de quemadura), podría entrar en operaciones dentro de tres años. Este sistema “podría ser utilizado para repeler enemigos o dispersar multitudes violentas, pero también se espera su utilización en regiones en crisis, como Irak o Afganistán”. El artículo comenta además que “el sistema conocido como ADS consiste en un emisor de haces de ondas que son de una frecuencia más baja que las de microondas. Más del 80 por ciento de la radiación es absorbida por la capa superior de la piel, que se calienta como si estuviese en contacto con un objeto a 55 grados Celsius. El equipo usa una antena rectangular para dirigir el rayo invisible hacia su objetivo. El Pentágono gastó 60 millones de dólares para el desarrollo del ADS”.
Otra información que llegó acompañada de explicaciones oficiales respecto a su función y futura utilización es el “Programa HAARP”, High Frequency Advanced Auroral Research (Programa de Investigación de Aurora Activa de Alta Frecuencia).
Oficialmente, HAARP se dedica a observar la ionósfera y el clima. Otros aseguran que funciona como un gran escudo anti misiles. Pero el proyecto HAARP también puede tener otras aplicaciones verdaderamente aterradoras.
Nick Begich y Jeanne Manning, autores del libro “Angels don’t play this harp” (Los ángeles no tocan este arpa) advierten que de continuar adelante el proyecto HAARP, podría tener peores consecuencias para nuestro planeta que las pruebas nucleares.
Sin embargo, la versión oficial es muy distinta… Pues para las autoridades el HAARP es solo una investigación académica, cuyo objetivo es cambiar las condiciones de la ionósfera con el fin de obtener mejoras en las comunicaciones mundiales. Algunos de los organismos involucrados en estas “investigaciones” son el Ministerio de Defensa de los Estados Unidos y la Universidad de Alaska.
Lo cierto es que tanto el Parlamento Europeo, la Duma rusa, científicos, médicos y defensores del medio ambiente de todo el mundo están unidos en la misma preocupación: el Programa HAARP. Otros organismos involucrados son la US Navy y las US Air Force norteamericanos, lo cual hace suponer que el Proyecto HAARP estaría destinado a objetivos militares encaminados a mejorar y modernizar la industria de armamentos introduciendo elementos tales como el disparo de radiación electromagnética.
Ofensivamente, como arma climática, el científico español y portavoz de Ecologistas en Acción, Paco Castro explica el funcionamiento de los calentadores ionosféricas que utiliza el Programa HAARP, comparándolos con un gran horno microondas: “al disparar a zonas bajas producirías un calentamiento de la baja atmósfera, sería un calentamiento local y haría que el agua contenida en todos los seres vivos, que estuviesen expuestos se calentara y les produjera la muerte. Un calentamiento en la alta atmósfera es impredecible, porque estaría provocando desde una alteración local del clima hasta alterar las propiedades de filtro que tiene la atmósfera. Con ello, los rayos cósmicos que vienen del espacio dejarían de filtrarse en la ionósfera y harían llegar su radiación a la superficie de la Tierra”.
Para muchos científicos, las pruebas del HAARP serían responsables de cambio climático de “El Niño”, los aerolitos o incluso la ola de calor, que hizo subir en Melilla la temperatura de 20 a 40 grados en 5 minutos, como así también el acelerado deterioro de la banquisa polar (pérdida de 10 kilómetros de largo en los últimos 10 años, mientras que ésta había perdido sólo 2 kilómetros en 90 años).
El HAARP consiste en una serie de gigantescas antenas (algunas informaciones mencionan unas 180) que desarrollan potencias fenomenales en dirección a la ionósfera, capa comprendida entre los 60 kilómetros y los 600 kilómetros de altitud. Se ignora cuántos radares están en marcha (entre 48 y 360) y cuál es la potencia total de sus emisiones. Mientras que para algunos, éstas oscilan entre 4 millones y 27 millones de vatios, y para otros la potencia llega a varias centenas de megavatios, hay quienes advierten que estas 180 antenas, funcionando en conjunto estarían en condiciones de emitir 1GW= 1.000.000.000, o sea un billón de ondas de radio de alta frecuencia, las cuales penetrarían en la atmósfera interior, interactuando en la corriente aureal.
La eurodiputada sueca, Maj Britt Theorin ha liderado en la UE un sector que consiguió que en 1998 la Comunidad estudiase el programa. El resultado se publicó al año siguiente y afirmaba que, “pese a los convenios existentes, la investigación militar sigue basándose en la manipulación medio ambiental como arma”, Se pidió en reiteradas oportunidades que Estados Unidos enviara a alguien a fin de explicar el programa y nunca acudió nadie. Tres años después, la Duma rusa señalaba que “resulta sorprendente que tras estas conclusiones, la UE no volviera a ahondar en el tema y que las informaciones no se filtraran a la prensa”.
También en enero de 1999 hubo un proceso verbal , por parte el Parlamento Europeo, el cual solicitaba la firma de un convenio internacional, que prohibiese entre otros puntos, “la manipulación del medio ambiente”y las “manipulaciones mentales y del comportamiento humano”. La resolución Nº. A4-0005/99 del PE estima, en efecto, que el Proyecto HAARP “es un problema de alcance mundial, que exige una evaluación por parte de la Unión Europea y del STOA (órgano encargado de evaluar las operaciones científicas y técnicas).

La guerra por los recursos naturales

Otros de los usos del Programa es localizar yacimientos minerales bajo tierra. Algo que no es un dato menor, sobretodo si se tiene en cuenta que, tal como muchos analistas geopolíticos vienen advirtiendo desde hace tiempo, las próximas guerras que se librarán serán por los recursos naturales.
Recordemos que con el fin de la Guerra Fría, la cuestión de los recursos recuperó su papel central en la planificación militar. Según Michael Klare, un analista de la doctrina estratégica de Estados Unidos por más de 30 años y profesor de la Facultad de Hampshire, Massachussets, autor de Resource Wars: The New Landscape of global Conflict” (Guerras por los recursos: El nuevo paisaje de conflictos mundiales) “Una señal importante es el aumento de ejercicios militares conjuntos de Estados Unidos, con ejércitos de países centroasiáticos ricos en petróleo o gas natural, entre ellos Kazajistán, Kirgizstán y Uzbekistán.
El fin de esos ejercicios no es sólo fortalecer a las fuerzas armadas de esos países y estimular su independencia de vecinos más poderosos, en especial Rusia, China e Irán, sino también plantar la bandera, y el poderío militar de Estados Unidos en una región que alberga 270 millones de barriles de petróleo o un quinto de las reservas mundiales, según estimaciones”.
Ni qué hablar del auge minero que ha vivido la República Argentina. Pues, mientras que en 1988, sólo 4 empresas mineras extranjeras operaban en el país, para 1997 la cifra ya llegaba a las 80. Esta crecida en la actividad minera se ha dado fundamentalmente en lo que se refiere a minerales metalíferos, tales como el litio y el indio, también conocido como “tierras raras”, que junto con los diamante azules constituyen un material excepcional, puesto que dichos elementos son utilizados para la construcción de armamento misilístico espacial.
En relación al litio, es llamativo ver cómo en las áreas donde más abundan estas reservas (esto es la región del noroeste argentino y las zonas lindantes con el sur de Bolivia) pasean distraídos –entre otros- miembros de las FARC (Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia). Parece poco probable que sólo sea porque dichos sujetos se sientas atraídos por el maravilloso paisaje que ofrecen los Valles Calchaquíes….. Lo mismo ocurre en Surinam, país con ricos yacimientos de diamantes azules e indio, lugar que además goza de una situación geográfica excepcional para la instalación de lanzaderas espaciales…
Pero volviendo a nuestro país, llama poderosamente la atención ver la subida abrupta en las cifras de extracción de litio, porque “mientras que hacia 1995, la producción era prácticamente nula, virtualmente se disparó con 5000 toneladas en 1996; 7500 en 1997; 10000 al año siguiente y 15000 en 1999. Al tiempo que la cantidad de dólares, de los estimados en la producción del país en materia de minerales metalíferos salta de los 55.786.333 millones en el año 1995 a 511.854.220 en 1999”, según datos suministrados por la subsecretaría de Minería de la Nación.

La guerra “sísmica”

Por otra parte, hasta se podría hablar de la “Guerra Sísmica”. Tal como lo explica Tom Bearden, ex teniente coronel del Ejército norteamericano y estudioso en la materia, “si creamos energía dentro de una falla telúrica, por ejemplo, al paso que se acumula la energía se produce un efecto piezoeléctrico en las rocas y éstas se expanden mecánicamente a la par que se agrega energía. Las rocas se deslizan y se produce un sismo. Si lo que se desea es crear un terremoto, se puede impulsar la energía e infundirla en la roca sin importar que exista o no falla telúrica y la explosión llegará a su destino. El arma sísmica es directa y una vez que se pueda realizar la interferometría longitudinal, es posible causar el efecto a distancia bajo la tierra o bajo los océanos”.
Por otra parte, como explica Marc Filterman, especialista en radares y electrónica de defensa, autor del libro “Les armes de I’ombre” (Editions Carnot, París, mayo de 2001) “si se logra generar la frecuencia y la fase adecuada y dominar la orientación de las ondas, es factible generar una onda sísmica destructora” (principio tomado de las investigaciones de N. Tesla sobre resonancia terrestre mediante infrasonidos).

El control de la mente y las Ondas Schumann

Otras de las aplicaciones del Programa HAARP, de la que nos ocuparemos en una siguiente nota es la influencia que pueden tener las emisiones de las ondas de baja frecuencia en la mente humana; esto es, el control mental de poblaciones enteras.
Muy brevemente diremos que, para estudiar esto debemos remontarnos a los estudios que realizó Dr. O.W. Schumann, profesor de la Universidad Tecnológica de Munich, Alemania, en la década del 50’. Fue él quien descubrió el efecto de resonancia del sistema tierra-aire-ionósfera, llamado “Ondas Schumann” o “Resonancia Schumann”. En física se las denomina “Ondas Transversalmagnéticas”. Estas ondas vibran en la misma frecuencia que las ondas cerebrales de los seres humanos y de todos los mamíferos en general, es decir 7,8 Hertz (ciclos por segundo). 7,8 Hertz es la frecuencia del hipotálamo. Sin estas ondas o con la interferencia de las mismas, se producen dolores de cabeza, migrañas, desvaríos, se desajustan los ritmos cardíacos, etc. En los animales uno de los efectos inmediatos sería que alteraría la ruta de migración de aves y peces, al influir sobre los campos de energía sobre los que se guían. Las experimentaciones indican que con la generación o inducción de frecuencias del rango 7,8 -8 Hertz consideradas campos magnéticos débiles, es posible: alterar el comportamiento celular, tejidos y órganos; alterar niveles hormonales y procesos químicos celulares; alterar la percepción del tiempo en animales y seres humanos; inducir al sueño y estados meditativos o su contrario, logrando altos niveles de stress, ansiedad e insomnio. Pero el uso extremo, más que dañino puede ser definitivamente destructivo. Ejemplo de ello son las ondas ELF (de muy baja frecuencia) y las ULF (ultra baja frecuencia), pues estas alteraciones magnéticas son precisamente las que se están deliberadamente manipulando con el Programa HAARP. Hecho que también, ya ha sido denunciado por varios activistas ecologistas y grupos científicos. En algunos medios ha salido publicado, por ejemplo, lo ocurrido a miembros de Greenpeace en 1984, en el Reino Unido, durante el implante de los misiles Pershing. Muchos de ellos comenzaron a marcharse masivamente en 1984, por problemas de salud. Algunos de los activistas afectados por estos síntomas, denunciaron que habían sido irradiados por campos electromagnéticos. De hecho, varios de ellos tuvieron que ser hospitalizados, pues presentaban calentamientos y quemaduras en la piel; hemorragias; dolores de cabeza; perturbaciones visuales; defectos de elocución; parálisis temporal; problemas circulatorios, psicomotrices; fenómenos de opresión e irritabilidad; somnolencia; pérdida de la noción y del transcurso del tiempo. Todos estos síntomas pueden proceder de una exposición prolongada de microondas, pulsadas a una intensidad elevada.
Por otra parte, durante la Guerra de Kosovo, la manipulación del tiempo, para facilitar las operaciones militares fueron evocadas más de una vez, durante los informativos televisivos. Esto explica, en teoría, por qué los norteamericanos nunca quisieron estar presentes desde el punto de vista militar-terrestre, y sí en operaciones aéreas. Pues sabían muy bien que los aviones que estaban volando sobre suelo kosovar emitían fuertes dosis de campos electromagnéticos, a base de microondas (en un avión AWACS, las ventanas estaban protegidas por cristales con alambres para impedir que las ondas que se emitieses exteriormente penetrasen al interior e irradiaran al piloto y al equipaje). Hoy, no obstante se sabe que el Síndrome del Golfo y el Síndrome de los Balcanes, no sólo son producto de la utilización de uranio empobrecido, sino que tiene como inicio las radiaciones emitidas por los aviones AWACS de la OTAN y todas las otras fuentes de emisiones electromagnéticas en el campo de batalla.
Indiscutiblemente, el Proyecto HAARP forma parte del arsenal de armas del Nuevo Orden Mundial. Zbigniew Brzezinski, miembro de la Comisión Trilateral; su fundador, David Rockefeller y Henry Kisinger, todos miembros además del grupo Bilderberg conocían ya desde 1970 este tipo de armas. De hecho, Brzezinski, quien escribió el libro “Between two ages”, en los años 70’ afirmaba lo siguiente: “Esta tecnología sería utilizable por los dirigentes de las principales naciones; esas técnicas permitirían conducir una guerra secreta…, no sería necesario enviar fuerzas militares sobre plaza. Las técnicas de modificación del tiempo podrían ser empleadas para producir largos períodos de sequías”.
Entonces ¿con qué propósito manipular el clima? Estas estrategias permiten hacer la diferencia en las economías mundiales. Se puede arruinar completamente la economía de un país accionando catástrofes meteorológicas. La provocación artificial de sequías o lluvias torrenciales serían una catástrofe para la ganadería y la agricultura. Las fuertes y prolongadas lluvias podrían anegar las rutas, provocando incluso desavastecimientos y la saturación de la red de evacuación de las aguas pluviales. La manipulación de las ,masas de aire frías y nubes provocaría caídas de nieve importantes; el hielo sobre las rutas y sobre las líneas eléctricas causaría millones de pérdidas. La desestabilización de un país induciendo desastres, mal llamados “naturales” es una manera rápida, práctica (pues no supone el despliegue de efectivos en la región) y sin que el enemigo tenga conocimiento de ello, a un costo mínimo.
Por otra parte, con la aplicación de la electricidad, la energía electromagnética o escalar, se solucionaría el problema energético mundial. “El poder eléctrico –decía Nikola Tesla- está presente en todas partes, en cantidades ilimitadas, y puede mover la maquinaria mundial sin necesidad de carbón, petróleo, gas o cualquiera de los combustibles comunes”. De hecho, el “problema del petróleo”, sería paliado mediante la disponibilidad interminable y gratis de energía. Claro que ésta supondría la pérdida de control económico de los ciudadanos por parte de los centros del poder económico y financiero mundial.
Por eso, la conclusión a la que inexorablemente se llega es que la Guerra Climática tiene como objetivo, la guerra económica.
Pero además, no podemos perder de vista que durante este siglo el hombre va a tratar de colonizar el espacio e instalar estaciones en órbita. Si la luna es el objetivo de la primera estación de base; Marte constituye también un objetivo seguro. Pues, según los sondeos realizados hasta el momento, este planeta presentaría una atmósfera semejante a la del planeta Tierra, sólo que posee vientos violentos y haría falta ajustar algunas condiciones climatológicas. Si los modelos para manipular el clima funcionan sobre la tierra, podrían ser también aplicados a otros planetas, (Venus, inclusive), a fin de crear una atmósfera apta y favorable para la vida humana. Pues, aunque parezca ciencia ficción, nadie puede negar que en los últimos años se han conformado numerosas expediciones, comisiones científicas y estudios aplicados a este tema.
Recuerdo que en cierta oportunidad, entrevistando a un corresponsal extranjero, una larga pausa se hizo entre nosotros y tras un silencio prolongado, casi reflexivo que anticipaba el final de la entrevista, concluyó diciendo: “…Tanta verdad nos matará...” ¡Cuánta razón tenía mi colega! Como la famosa “Alegoría de la Caverna” esbozada por Platón, quien intenta salir de la oscuridad a la luz, debe hacerlo lenta y pausadamente. Porque de lo contrario, la luz nos enceguecería. Sólo espero, que dicha luz, más que encandilarnos, nos guíe como un faro, para saber encauzarnos en este mundo de tinieblas, donde nada es como parece, ni como nos dicen que es….

“Cualquier similitud con la realidad es pura coincidencia…”

Bruselas, 22 de marzo de 1990. La policía encontró muerto a tiros delante de la puerta de su departamento al ingeniero canadiense Gerald Bull. “Esta fue, entre otras una de las muchas noticias breves, que aquel día aparecieron publicadas en los principales diarios belgas. Una noticia que, aparentemente no parecía tener demasiada relevancia, si no hubiese sido por la personalidad poco corriente de la víctima del extraño asesinato, Gerald Bull.
Bull nació en Canadá en 1928. A los 20 años se doctoró en matemáticas. Tiempo más tarde llegó a ser oficial de artillería del Ejército canadiense. En la década del 60 trabajó para el Instituto Canadiense de Investigación y Desarrollo de Armamento, el CARDE. Sus conocimientos en la física de los vehículos de reentrada, (es decir, que salen y vuelven a entrar en la atmósfera –para cuya experimentación utilizó cañones de gas ligero), le llevaron a negociar con británicos y estadounidenses su participación en el proyecto TWINKLE. Era experto además en tecnología de agentes ablativos, muchos de los cuales son utilizados para la fabricación de las naves espaciales, cuando entran en la atmósfera terrestre. Pero el canadiense era conocido sobretodo por una de sus creaciones, el supercañón High Altitude Research Project o HAARP, con el que consiguió el 19 de noviembre de 1966, el récord mundial de altura de un proyectil de artillería. En el cielo de las Antillas el AERP logró alcanzar los 180km –distancia a 200 kmts de alcance horizontal. El proyecto fue financiado en parte y apoyado científicamente por la Universidad de Montreal.
Bull era el cerebro de una compañía con sede en Bruselas, bautizada con el ostentoso nombre de Space Research Corporation, la SRC. Días más tarde de su asesinato, el 11 de abril, esta enigmática sociedad volvía a aparecer en la prensa. Pero en esta ocasión involucrada en un asunto muy delicado. Avisados al parecer por el Servicio Secreto Israelí, los agentes del Servicio de Aduanas Británico incautaron unas grandes piezas metálicas a bordo de un buque anclado en Tees Port. Su destino era Irak.
En realidad se trataba de 8 secciones cilíndricas de 5,20 metros de longitud y un diámetro interno de 1 metro. El espesor de los cilindros decrecía desde los 30 centímetros los más gruesos a 20 centímetros los más delgados. Estas piezas habían sido fabricadas para entrar a formar parte del tubo –la caña- de un súper cañón, que Irak trataba de construir. Los cañones de bobina impulsaban el proyectil mediante potentes campos magnéticos.
En un principio este suceso fue recogido por un periódico italiano y pasó prácticamente inadvertido. Pero, tras la muerte del científico, los medios informativos empezaron a especular con el tamaño y las cualidades del Súper Cañón de Sadam Hussein. La prensa afirmaba que Bull había sido asesinado por los servicios secretos israelíes (hecho nunca demostrado) y que las piezas restantes del monstruoso cañón aparecían diseminadas por todas partes. Así, por ejemplo, en Alemania se encontraron elementos que podrían corresponder a la cuna elástica del cañón, los amortiguadores o absorbedores del retroceso, y en Grecia se recuperaron algunos otros componentes.
¿Por qué de pronto esto nos trae a la memoria el fantasma del Proyecto Cóndor, ( misil descubierto en un laboratorio secreto en Falda del Cármen, Provincia de Córdoba, durante el gobierno de Carlos Menem. Proyecto que fue ocultado y debidamente olvidado por la prensa dependiente, que acata exclusivamente lo “políticamente correcto…”

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