28/2/08

Sendero Lunimoso - El apostolado de la muerte

Tocate, departamento de Ayacucho, Perú, Junio de 2003.
El hombre se alisó el pelo. Deslizó su mano por una cara mal afeitada y se llevó un cigarrillo a los labios. Otro sujeto rascaba su cabeza con ahínco; las gotas de sudor le fastidiaban
en la nuca. La noche se volvía más oscura y envolvente. En tanto, otro de los obreros encendía los faroles del sector izquierdo del campamento. Uno de los seis colombianos, que trabajaba allí y pertenecía al contingente contratado por la empresa de ingeniería Techint añoraba el aroma profundo del café de su tierra, mientras sorbía el último trago de malta con sabor a nada.
El calor que arreciaba por sobre la ribera del río había dejado de ser para los empleados una extravagancia tropical. La humedad aletargaba los sentidos. Lejanos se escuchaban algunos bostezos y había quienes cansados de tanto cansancio no dejaban de desperezarse. Un hombre de origen chileno realizaba las últimas mediciones del día para el proyecto que los reunía, basado en la construcción del gasoducto que llevaría gas natural desde el departamento andino de Cuzco a Lima.
Las carpas parecían montículos en la oscuridad. Y los policías que custodiaban el asentamiento prefiguraban, en la imaginación onírica de los lugareños, centinelas de los dioses incaicos. Pero en un abrir y cerrar de ojos, las sombras comenzaron a tomar forma. Formas de ametralladoras y pistolas, de cabezas encapuchadas y pañuelos al cuello.
Y el silencio se empañó de gritos. Los empleados, paralizados de terror confirmaron sus sospechas: la guerrilla había reaparecido.
Un obrero peruano volvió su vista sobre la espesa bruma. Temeroso y ensimismado susurró: - “No, no es cierto que los dioses hayan muerto. Siempre vuelven para vengarse....”-.

La noticia recorrió el mundo: 71 empleados de la empresa argentina Techint fueron secuestrados en el campamento de Tocate, departamento de Ayacucho, Perú, en la madrugada del lunes 9 de Junio, por miembros del grupo guerrillero Sendero Luminoso.
Según fuentes del Ministerio del Interior de Perú, los secuestradores pidieron un millonario rescate para liberar a los capturados. Dos días después, numerosos rumores indicaban en mesas de redacción y oficinas de Gobierno que la empresa habría pagado el rescate exigido por los terroristas.

Todo comenzó en Ayacucho. Una pequeña ciudad andina de no más de diez cuadras de largo y seis de ancho; con apenas un puñado de habitantes.
Cuatro décadas atrás, Ayacucho era una ciudad de barro y esperanzas. En ella se erigía la Universidad San Cristóbal de Huamanga, creada en 1677 por el obispo de Castilla y Zamora. En 1959 había reabierto sus aulas, tras permanecer cerradas por casi un siglo.
El ideal que impregnaba aquel rincón del Perú era el de forjar un nuevo tipo de universidad, centrada en la aplicación de las ciencias y enfocada a paliar las necesidades locales.
Por aquellas callecitas de Ayacucho a medio pavimentar podían verse no más de cuarenta autos. El olor a mangos y tierra húmeda definían la estampa del sitio donde se comenzaría a gestar el terrorífico caldo de cultivo.
La universidad apenas contaba con cuarenta profesores. Faltaban pizarrones y escaseaban las tizas. Sus patios interiores se colmaban de murmullos, de utopías y esperanzas. De protestas y discusiones dialécticas interminables. Allí convergían todas las orientaciones políticas, desde la extrema derecha hasta la izquierda más radical.
A comienzos de la década del 60, en el plano internacional, las pugnas ideológicas chino soviéticas provocaban continuas posiciones contrapuestas dentro de las filas del movimiento comunista internacional. Mientras que en el Perú, el Partido Comunista Peruano (PCP), fundado por José Carlos Mariátegui comenzaba a vivir ese enfrentamiento entre la ortodoxia moscovita y el maoísmo.

A comienzos de 1962, el sector pro- chino, encabezado por Saturnino Paredes y José Sotomayor acusó a la dirección del PCP de electoralismo, corrupción y revisionismo, por haber, supuestamente, abandonado los principios marxistas leninistas.
La división no tardó en producirse y en enero de 1964, este sector dio nacimiento al Partido Comunista - Bandera Rojo que tomó el nombre del periódico que editaban. En la división absorbieron al Comité Regional de Ayacucho. Del cual era parte el Frente de Estudiantes Revolucionarios por el “Sendero Luminoso de Mariátegui”, que funcionaba en la Universidad San Cristóbal de Huamanga.
Esta universidad se había consolidado como motor de desarrollo para toda la zona de Ayacucho. La yuxtaposición de la teoría política con la praxis aplicada al medio rural fue determinante en esta ciudad. Así fue como la línea pro- china sacó provecho de las circunstancias y del medio para sembrar en tierras fértiles el germen de su trascendencia. Valiéndose de la vinculación que tenía la universidad con el campo para extender su ideología en plena reforma agraria.


EL CANTO DEL TUCO

“Cuenta una leyenda, que el tuco, un ave característica del sudeste peruano habita en los cementerios, y que cada vez que canta anuncia la muerte”.

Alumno ejemplar de la Facultad de Letras de la Universidad de San Agustín. Tímido. Rollizo. Disciplinado, obsesivo y ascético. Fanático por las lecturas de Kant y Hegel. Ávido lector, en su juventud universitaria de un libro fundamental en la historia del marxismo latinoamericano, “Siete ensayos de interpretación de la realidad peruana”, de José Carlos Mariátegui, fundador del Partido Comunista Peruano (PCP). Allí Mariátegui se refiere al “Sendero Luminoso del marxismo”.
Ese muchacho era Abimael Guzmán Reynoso. Quien años después sería el líder de Sendero Luminoso. Y que actualmente, cumple prisión en una cárcel de máxima seguridad del Perú.
Nació el 3 de Diciembre de 1934, en Mollendo, provincia de Islay, en el departamento de Arequipa, mil kilómetros al sur de Lima.


Hacia mediados de los 60 recaló en Ayacucho, y aquel tímido kantiano se incorporó inmediatamente al staff de profesores para dictar clases en la prestigiosa Universidad de San Cristóbal de Huamanga. El profesor Abimael Guzmán, no sólo enseñó filosofía. Se rodeó además de un grupo de alumnos que lo seguían con devoción. Así fue como el “tuco” inició su canto... Y comenzó a estudiar la compleja realidad del altiplano feudal, carenciada, y regida aún hoy por códigos coloniales.
Alentado por el rector de la Universidad, Efraín Morote Best (para algunos, verdadero mentor intelectual de lo que después sería Sendero Luminoso), el profesor de filosofía perfeccionó el estudio del quechua y estudió las costumbres milenarias de esos campesinos secularmente explotados. Paralelamente militaba en el PCP- Bandera Roja. Este grupo, que acusaba al comunismo oficial de ser un mero apéndice de Moscú comenzó una ferviente actividad organizativa, que sobrepasó rápidamente la universidad, cuyo punto más alto fue la creación en 1966 del Frente de Defensa del Pueblo de Ayacucho.
El nuevo partido, encabezado por Saturnino Paredes continuó maniatado, viviendo pugnas internas, que llevaron en 1965 a la salida de José Sotomayor. Quien fundó el PC Marxista Leninista de corta duración y la Dirección de la Juventud que formó el PCP - Patria Roja.
Luego de una corta temporada en China, en 1965, en vísperas de la Revolución Cultural de Mao Tse Tung –donde se cuenta que conoció a Ernesto “Che” Guevara -y con la aprobación del Congreso Campesino, Guzmán ingresó al Comité Regional de Bandera Roja en Ayacucho.
El triunfo de Deng Xiao Ping sobre la viuda de Mao terminó por truncar la revolución cultural, en mayo de 1976. Aquello marcó un punto de inflexión en el ideario de Abimael Guzmán. Fue a partir de este hecho, que la cúpula de Sendero optó por la revolución armada. Al ver que los regímenes comunistas no tenían posibilidad de resolver las contradicciones del capitalismo ni de formar un verdadero Estado socialista.
En 1972, la unidad táctica de Paredes y Guzmán se quebró. Abimael Guzmán o el “Presidente Gonzalo” –como era conocido o como se hacía llamar- acusó a Paredes de contrarrevolucionario e incapaz de preparar la lucha armada.
A partir de ese momento, comenzaron a considerarse como los únicos revolucionarios, portadores de la verdad absoluta y de las llaves de la Historia.
El senderismo se caracterizó por sus rígidos principios ideológicos; reelaborando la doctrina de Mao y cumpliéndola en el “Pensamiento Gonzalo”, que sería la cuarta etapa del desarrollo del marxismo y trascendería los límites de la aplicación nacional, asumiendo connotaciones universales.
Abimael Guzmán mencionó el desarrollo hecho por Mao a las tesis de Lenin sobre el imperialismo, afirmando que “éste crea disturbios y fracasa para volverlos a generar y volver a fracasar; y así hasta su ruina final, que se producirá en los próximos 50 a 100 años”. En su concepción, Mao aplicó esta ley no solo al imperialismo norteamericano, sino también al “social imperialismo soviético”.
Entre 1973 y 1975, Sendero Luminoso logró acceder también a la dirección estudiantil de las Universidades de Tacna y Huanuco y alcanzó presencia importante en las Universidades de Ingeniería de Lima y San Martín de Porres. Sin embargo, pronto decidieron abandonar las universidades y bajo la consigna de “Retomar a Mariátegui” se fijaron el objetivo de “reconstruir el partido”.
En 1977 inician la tarea de llevar la lucha armada del campo a la ciudad. A comienzos de 1980, de manera clandestina celebraron en la ciudad de Ayacucho el IX Plenario de su Comité Central. Conformaron la Dirección Revolucionaria (político- militar) y ordenaron a sus militantes trasladarse a zonas campesinas estratégicas, para iniciar la revolución armada. Pero, ¿Qué fue realmente Sendero Luminoso?


“HA LLEGADO LA HORA”
Abimael Guzmán Reynoso.

Oficialmente, el 17 de mayo de 1980, Sendero inició su periplo terrorista en Chusqui, un pequeño poblado del distrito de Cangallo, departamento de Ayacucho. Una de las regiones más pobres y olvidadas de Perú.
Al grito de “Salvo el poder, todo es ilusión”, grupos armados incendiaron todas las urnas que encontraron en Chusqui. Ese 17 de mayo, después de 12 años de régimen militar, el pueblo elegía a su nuevo Gobierno. Sin embargo, 7 meses antes de la noche del 17 de mayo aparecieron perros colgados de los postes de alumbrado en cuatro pueblos de la provincia de Nerpio. Se trataba de un símbolo maoísta. En China, un perro muerto simboliza al tirano condenado a muerte por el pueblo. En las semanas siguientes aparecieron perros colgados en postes de Cajamarca, Lepe y Villaria.
Los animales que vinieron a continuación estaban vivos. Hubo un caso de un perro que apareció corriendo por el mercado de un pueblo, echando espumarajos por la boca. Cuentan que un vendedor de frutas lo espantaba con la escoba cuando el perro hizo explosión. Tres personas resultaron heridas y un puesto del mercado voló en pedazos.
En otra oportunidad, un burro, que corría desbocado explotó en mil trocitos sangrientos frente a la estación de policías. En Sandoval, durante una reunión del Consejo introdujeron una gallina en la oficina del alcalde. El ave estalló y las paredes quedaron salpicadas de plumas y de sangre.
Nadie se atribuyó la autoría en ninguno de esos casos, pero el perro y el burro llevaban colgados unos letreros que decían ¡Viva Gonzalo!
Hubo hasta quienes llegaron a creer en su inmortalidad. Y advertían que si la policía o los militares, alguna vez llegaban a cercarlo, “él se convertiría en un dosel de plumas y subiría a los cielos”. “Nunca podrán atraparlo”- decían convencidos.
Kant, Hegel o Marx eran para los campesinos “desconocidos convidados de piedra”. Por eso, Abimael les enseñaba con sangre, con huesos y con muerte. Solía decirles: “La sangre no ahoga la revolución, sino que la irriga”.
Sendero llenó un espacio político en Perú, cuando ya nadie creía que eso pudiera suceder. Es que cuando los pueblos se encuentran al borde del abismo, sumidos en la vorágine que los arrastra por un espiral descendente. Cuando carecen de sueños, desaparecen las creencias y les falta conducción ocurre lo imprevisto. Aparece una figura “mesiánica” dispuesta a redimirlos.
Así apareció Sendero. Así apareció Abimael, el “presidente Gonzalo”, de las entrañas de la tierra y de lo profundo de su pueblo. Pero para redimirlos, previamente debía celebrar un bautismo de fuego y de sangre. Así celebró Sendero su “rito sacrificial”. Y así fue como se erigieron en “apóstoles de la muerte”.
No sólo se unieron a Sendero los pobres. Se sumaron también profesores, estudiantes, ingenieros, arquitectos, médicos, jóvenes modelos, etc. Y de pronto, los ojos de Gonzalo estaban en todas partes. Porque “los ojos de Gonzalo, Todo lo ven”. Sus hombres estaban allí, al alcance de todos, pero sus vidas paralelas se mantenían ocultas, con capuchas y en la clandestinidad. Estaban en la Universidad, en los colegios, en los bancos, en los hospitales. Una hacendosa ama de casa, de pronto escondía pistolas detrás del horno de su cocina. Un profesor de música ocultaba una ametralladora dentro del piano. Cualquier día uno podía encender el televisor y enterarse que su hija era una asesina. Otro día podía ser su esposa o el marido de la vecina.
Hasta las fuerzas de seguridad, pese a quedar perplejas por los sanguinarios ataques cometidos por esta guerrilla, no dejaban de reconocer algunas razones del senderismo y hasta simpatizar con ellas.
Se preguntaban, ¿Qué es lo que quiere Sendero?. La respuesta era una sola: el Poder Absoluto. “La guerra, de por sí, de nada vale si no engendra poder político”, teoriza Abimael Guzmán en “Desarrollar la Guerra Popular sirviendo a la Revolución Mundial”; uno de los pocos documentos que ha difundido el grupo terrorista.
Los jefes senderistas reniegan de cualquier forma propagandística que no sea el viejo volante, el panfleto que arrojan sobre sus víctimas. Importantes cadenas de televisión y prestigiosos periódicos y revistas de todo el mundo han ofrecido sumas millonarias por obtener un reportaje exclusivo con Guzmán Reynoso, o con algún otro alto dirigente que quisiera hablar sobre el proyecto de Sendero. Pero, “el periodismo, como parte de la superestructura burguesa” –según su criterio ortodoxo- no les merecía la menor confianza. A diferencia de otros grupos guerrilleros necesitados de promocionar sus actos, Sendero nunca tuvo ningún interés en ello.

UNA IDEOLOGÍA DE OTRA PARTE

Para Sendero, la ex Unión Soviética ha representado al “ otro imperialismo” –el Social imperialismo-; Cuba y Nicaragua han sido satélites de ella. Y por supuesto, los dirigentes chinos no han sido sino un hato de “traidores”, encabezado por el legendario Den Xiao Ping.
Con el tiempo, su decidida ortodoxia los ha ido llevando a un aislamiento absoluto. Tornando a sus adeptos en miembros de un movimiento guerrillero inédito en América. La revolución de Sendero fue apoyada por la alianza entre obreros y campesinos, en la cual el proletariado sería la clase dirigente y el campesinado la fuerza motriz por excelencia. La toma del poder y la instauración de la nueva sociedad serían el producto de una guerra popular prolongada que, teniendo como escenario fundamental el campo marcharía hacia el cerco de las ciudades.
Su objetivo central era “desarrollar la guerra popular sirviendo a la revolución mundial”.
En cuanto a los aportes novedosos de Abimael Guzmán, podemos destacar sobre todo dos: la tesis de la militarización de los partidos comunistas y la construcción concéntrica de los tres instrumentos de la revolución (Partido, Ejército y Frente Único).
Las razones que los senderistas han aducido para plantear la militarización de los partidos comunistas son: Primero, el convencimiento de que “nos encontramos ya en la lucha final”. “Estamos –explican- en la ofensiva estratégica de la revolución mundial; vivimos el abrimiento del imperialismo y la reacción de la paz de la tierra en los próximos 50 a 100 años, época signada por la violencia, en que se expresan todo tipo de guerras; vemos cómo la reacción está militarizándose cada vez más, militarizando los viejos Estados, su economía, desarrollando guerras de agresión, traficando con la lucha de los pueblos y apuntando a una nueva guerra mundial”. (Simon Yehude; Estados y Guerrillas en el Perú, EES, Lima, Pág. 104).
Segundo, la frustrada experiencia de los países socialistas. “Hay que conjurar la experiencia capitalista” –dicen.
Y Tercero, la certeza de que marchamos hacia una sociedad armada y militarizada. “Militarizando el Partido –argumentan- plasmamos un paso hacia la militarización de la sociedad, que es la perspectiva estratégica para garantizar la dictadura del proletariado”.

El líder senderista, Abimael Guzmán ha sabido sacar lecciones de lo ocurrido en la guerrilla filipina, que se refundió en el campo. Y dejó quietas las ciudades, provocando el aislamiento de la guerrilla. De lo ocurrido en Brasil, donde los insurrectos aplicaron acciones en ambos sectores, pero no especificaron cuál era el principal. De Vietnam, donde los comunistas realizaron importantes acciones en las ciudades.
“Al definir a la clase obrera y al campesinado como fuerzas principales de la revolución vietnamita se exigió que el proceso de construcción de las fuerzas revolucionarias se realizara simultáneamente en las ciudades y áreas rurales impulsando formas de lucha adecuadas, en cada una de las zonas estratégicas, de acuerdo a sus características específicas”. (Naranjo, Pedro. Vietnam: experiencias y enseñanzas. Ediciones R, 1990, Pág. 283).
Podría decirse también, que Sendero Luminoso, incluso por sus métodos sólo es comparable al Khmer Rouge, la famosa y terrible guerrilla camboyana, que asestó durísimos golpes al poder, liderada por Pol Pot (curiosamente instruido en Francia).
Hace tiempo que se habla de una división en el seno de Sendero Luminoso. Se cree que se conformaron 2 líneas: la “Negra”, encabezada por Osmán Morote (hijo del ex rector de la Universidad de Huamanga, Morote Best); y la “Roja”, inspirada por Abimael Guzmán Reynoso.
La línea “Negra” buscaría replantear, sobre la base de una táctica más política la estrategia del grupo. En tanto que la “Roja” –mucho más sectaria e intransigente- insiste en acentuar el carácter militar y terrorista de la estrategia original del movimiento.

LA MORAL DE SENDERO LUMINOSO

Augusta La Torre, primera esposa de Abimael Guzmán –luego conocida como la “Camarada Norah” fue muerta confusamente en la clandestinidad. Cuentan los que saben, que era “notablemente bella” y “tremendamente inteligente”. Era hija del mítico fundador del APRA, Haya de la Torre.
Al principio, las reuniones del PCP se realizaban en su casa. Allí se conocieron con Abimael Guzmán. Se hicieron primero camaradas y esposos después. Según las versiones de Sendero, Norah se suicidó después de atravesar una “honda crisis nerviosa”. El Ejército cree que fue asesinada por orden del “presidente Gonzalo”, temeroso de que su compañera propiciara un movimiento divisionista dentro del grupo. Un misterio, del que sólo Abimael conoce la respuesta.
Munidos de una moral medieval, los guerrilleros del “Presidente Gonzalo” prohíben bajo sus dominios el adulterio y la homosexualidad. Y las prostitutas son perseguidas y fusiladas. Los casamientos entre senderistas o entre campesinos, que habitan en “zonas liberadas” son bautizados por un oficial de la organización. Y como todo casamiento, éstos también tienen sus ritos y discursos: “En nombre del Presidente Gonzalo se celebra la unión”. Después del juramento de práctica se lee una cita de Carl Marx: “La relación directa, natural y necesaria entre el hombre y la mujer. Esta relación es la más natural en los seres humanos. En ella se manifiesta en qué medida la esencia humana se ha convertido en esencia natural”. Y finalizan el rito con otra frase de Marx: “En esta relación se revela hasta qué punto las relaciones del hombre han pasado a ser necesidades humanas, hasta qué punto, por tanto el hombre se ha convertido en necesidad, hasta qué punto es esencia natural, existencia individual y es, al mismo tiempo, un ser colectivo”.
Los senderistas bregaron por destruir lo viejo y construir lo nuevo, pero con formas decididamente extremas y nada heterodoxas.
Quisieron crear nuevas relaciones entre clases, culturas y sexos. Precisamente por tal motivo, Sendero, se ha caracterizado también por su lucha contra de la dominación de la mujer por parte del hombre, específicamente en la cultura Latina. Los senderistas buscan a los violadores y maltratadores de mujeres para castigarlos públicamente. Los castigos incluyen agresión verbal, golpes de puño y a veces “tiros de gracia”.
La participación de la mujer en la lucha armada y la administración de zonas liberadas demuestra el importante papel importante del liderazgo femenino. De hecho, muchas mujeres ocupan puestos importantes dentro del movimiento guerrillero. Estas “Damas de la Muerte”, como se las reconoce en los periódicos locales, han dirigido ataques de tipo “comando” y ofensivas regionales contra fuerzas armadas del Gobierno. E integran cuadrillas de guardaespaldas para brindar protección a los principales cabecillas guerrilleros.

“LA GUERRA ES SANTA Y LA MUERTE EJEMPLIFICADORA”

“Gonzalo, las masas rugen/ y los Andes se estremecen/ expresan pasión ardiente/ fe segura y acerada/ y el pueblo escucha atento/ al marchar a su jornada/ es Gonzalo contra el fuego/ Gonzalo es la lucha armada”.

Himno al “Presidente Gonzalo”.


Si bien fue en la década del 80, cuando Sendero Luminoso sembró el terror. Desde los 90 ha concentrado su estrategia sobre Lima, la capital de Perú. “Los suburbios son como cinturones de hierro que encerrarán al enemigo”- solía decir el presidente Gonzalo. Y así avanzaba Abimael Guzmán, reptando sigilosamente como un reptil; atenazando la metrópolis como un terrible cangrejo.
Todo Perú supo de las barbaries cometidas por Sendero. Y el mundo entero fue testigo del horror. Animales muertos; decapitaciones en público; cadáveres que penden de algún alambrado o poste de luz, con la boca llena de panfletos de Sendero, cuyos restos son esparcidos por la ciudad. Jovencitas inmoladas, de tan solo 10 años, por la causa de Gonzalo. Funcionarios degollados en teatros, a la vista de cientos de espectadores ansiosos por ver el extremo de una nueva obra. Coches bombas; cuerpos perforados por las ráfagas de las ametralladoras. Sacerdotes obligados a comerse sus Biblias hoja por hoja, con sus vísceras desparramadas por las calles. Inscripciones con sangre alentando a la Revolución. Periodistas con sus lenguas cortadas salvajemente. Secuestros y extorsiones. Cánticos y el tronar de tambores, que provienen de la profundidad de la selva tropical invocando el regreso de Gonzalo. Apagones sorpresivos y de vuelta el terror.
Hacia finales de la década de los 80, la economía de Perú se encontraba diezmada por la hiperinflación.
Por otro lado, las atrocidades cometidas por los militares fueron sumiendo al pueblo más y más en la desesperación, la angustia y esa impotencia que engendra rabia contenida. Violaciones a destajo; miles de desaparecidos. Algunos de ellos arrojados en fosas comunes a medio tapar, a la vera de camino. Torturas; picanas eléctricas; robos y expropiaciones de tierras. “La intolerancia no puede engendrar otra cosa que más intolerancia”...
Tras el derrocamiento de Fernando Belaúnde Terry, en 1968 por una Junta Militar; ésta es depuesta a su vez, por una nueva Junta en 1975. Hasta que, finalmente vuelve Belaúnde al poder en nuevas elecciones realizadas en 1980.

Sus proyectos de reformar el país se vieron frustrados por las dificultades económicas; la presencia devastadora del fenómeno climático de “El Niño” y la creciente actividad guerrillera; tanto de Sendero Luminoso, como del Movimiento Revolucionario Tupac Amarú (MRTA).
El presidente Alan García, elegido en 1985, y reelegido en los comicios de julio de 2006no tuvo mejores resultados económicos, ni en sus intentos por controlar la guerrilla ni el tráfico de drogas. Poco a poco fue forzado a revertir muchas de sus políticas.
Cuando en 1990 perdió las elecciones, frente a Alberto Fujimori, Sendero ya era considerado como el movimiento insurgente más poderoso de Sudamérica, con una fuerza estimada en más de 10.000 integrantes.
Pero, pese a la captura de su máximo líder, Abimael Guzmán, el 12 de Septiembre de 1992. Y de Oscar Ramírez Durand, alias “Camarada Feliciano”, en julio de 1999, junto a otros cuatro cabecillas Sendero continúa.
El presidente Alan García, quien perdió las elecciones ante Fujimori, no pudo controlar el desmoronamiento económico del país y la escalada de terror.
Sí, continúa. Y se niega a perecer.
Si bien, esto ha significado un importante triunfo, para el ex presidente de Perú, Alberto Fujimori; los atentados y secuestros persisten.
Para 1994, cerca de 6000 guerrilleros depusieron las armas, luego de aceptar un programa de amnistía ofrecido por el gobierno. La aparente derrota de Sendero Luminoso y la recuperación de la economía trajeron como consecuencia un período de estabilidad a finales de la década de 1990. Sin embargo, la existencia de pequeños reductos senderistas impidió que Fujimori pudiera declarar la paz definitivamente en el país.
El ex presidente, Alejandro Toledo, ante el temor de un “rebrote terrorista” ordenó en Septiembre de 2001, el desplazamiento de más de 1500 efectivos, así como grupos de elite. Aunque todavía sigue pendiente la reactivación de 25 Bases Contra Subversivas y 88 comisarías, que Fujimori había desactivado.
Actualmente se cree que las zonas donde opera Sendero Luminoso serían los valles cocaleros del Huallaga, Ene y Apurímac, ubicados en la selva peruana; Huancayo y el nororiente de Ayacucho.
Según Medalith Rubio, en una nota difundida por Radio Nederland, “Sendero también se ocultaría en algunas organizaciones civiles, Estas nuevas organizaciones serían la Asociación de Familiares y Víctimas de Genocidio (AFADEVIG); el Movimiento Popular del Control Constitucional; la Asociación de Familiares de Desaparecidos y Presos Políticos del Perú (AFAPREDEPP), las cuales trabajan con varias organizaciones de Derechos Humanos; y la Asociación Americana de Juristas, que maneja 30 casos de condenados por terroristas”. Créase o no, las sospechas son muchos, pero fehacientemente no se ha podido corroborar ninguna de todas ellas.
Lo cierto es que los numerosos atentados perpetrados por Sendero han dejado como saldo más de 30.000 millones de dólares en pérdidas materiales y, más de 30 mil muertos entre civiles, militares y guerrilleros.
Por otra parte, preocupan a la inteligencia peruana, algunos informes reservados, que estarían indicando un posible acercamiento entre miembros de las FARC (la guerrilla colombiana) y algunos integrantes de Sendero.
La columna senderista de “Artemio” (Filomeno Cerrón Cardos), jefe del Comité Regional Huallaga aún sobrevive cobrándoles “impuestos de guerra” en dinero y armas a las organizaciones de narcotraficantes. El teatro de operaciones, por donde se desplaza es enmarañado y traicionero, similar a las junglas de Vietnam, por lo que torna difícil, sino imposible dar con ella.Así mismo, y de acuerdo al informe “Patrones Globales de Terrorismo 2002”, presentado el 27 de Abril de 2003 en Washington, por el secretario de Estado de los Estados Unidos, Colin Powell y por el jefe de operaciones contraterroristas de ese país, Cofer Black, “se advierte un rebrote de la guerrilla maoísta Sendero Luminoso en Perú”.
El informe señala además, que “los vínculos entre el narcotráfico y el terrorismo se han incrementado notablemente el año pasado. Los grupos de narcotraficantes se han convertido en una gran fuente de recursos para las operaciones terroristas”. Tan sólo el año pasado, Sendero perpetró 119 acciones en Perú, y se cree que entre 400 y 500 militantes armados de esta guerrilla se refugian en los valles de Alto Huallaga y de los ríos Apurímac y Ene.
Desde la salida de Fujimori, hay señales de que el movimiento guerrillero ha tomado un nuevo impulso, inclusive en las zonas que controlaba antiguamente. Según un artículo publicado el 29 de Julio de 2003, en Diario El Mundo, “Sendero alimenta su resurgimiento involucrándose en el narcotráfico y mejorando su organización y equipamiento”. “Según analistas políticos de Perú –como comenta el artículo- Sendero Luminoso está explotando la bonanza que vive la industria de la producción de coca en Perú, algo que sería producto del aparente éxito del programa estadounidense de erradicación del cultivo en Bolivia y Colombia”.
Según Jaime Antesana, experto en violencia política, lo ocurrido en Ayacucho –en relación a la toma de rehenes, de la empresa Techint en 2003-, “fue un duro golpe a las fuerzas del orden”. Y, agrega que, “Sendero tiene ahora mejores armas; sistemas de comunicación y una capacidad, que hace cinco años no tenía para movilizarse; y esto se debe a su alianza con el narcotráfico”.
Sería obtuso pensar que Sendero ha muerto o que está dando los últimos coletazos del Dragón. Sin lugar a dudas, ha logrado una nueva reestructuración y una recomposición de sus fuerzas. Bajo un nuevo escenario, podría decirse que se ha “reinventado a sí mismo”.
El desconcierto de los funcionarios de gobierno y seguridad vuelve a la situación interna de Perú en un terreno pedregoso y movedizo. La falta de políticas efectivas, el agotamiento del modelo económico y la falta de expectativas para el país y su gente abren un canal tenebroso, hacia lo desconocido.
Según el analista Carlos Tapia, “la única forma de solucionar el conflicto con la guerrilla sería haciendo un verdadero “Plan Marshall”. Las cifras que se citan en el artículo del Diario El Mundo, antes mencionado hablan por sí solas: “Entre 1983 y 1993, los años más duros del conflicto armado interno, Perú gastó 25.000 millones de dólares en combatir a la guerrilla. Significa 2.500 millones anuales. Y 200 millones dólares mensuales. En cambio, ahora se invierten 3 millones de dólares mensuales”.
Por otra parte, se sabe en círculos de inteligencia, que miembros de Sendero lograron infiltrarse entre campesinos bolivianos, que invaden tierras de propiedad privada, propiciando un clima de pre - guerra civil en Bolivia. También han logrado infiltrarse en otras organizaciones en Brasil y Argentina. Por algunos de ellos se ha pedido su extradición, pero de los otros, nada se sabe. Esto, en parte se debe, entre otras cosas a la inexistencia de controles en los pasos de frontera entre distintos países sudamericanos.


“LA DISCIPLINA BORRA EL SENTIMIENTO”


Por su parte, Sendero Luminoso ha anticipado el inicio de una guerra popular “cruenta y prolongada”. En un documento emitido por el movimiento guerrillero maoísta, titulado “Low Intensity Warfare” (Guerra de Baja Intensidad), la organización que dirige Abimael Guzmán desde la cárcel, apuntó que “la guerra la gana quien persiste un minuto más”. Y agregó: “Sabemos persistir y persistimos, sin cesar jamás la lucha armada, hasta que a sangre y fuego, con guerra popular hayamos barrido al imperialismo de Alejandro Toledo y Alan García”.
Sendero ha rechazado las versiones que indican una supuesta división de dos o cuatro facciones. Y recalcó que “es una patraña más de la Agencia Central de Inteligencia (CIA). “Contamos con una dirección reconocida y probada a imagen y semejanza del “presidente Gonzalo”, que viene dirigiendo (desde la Base naval de El Callao) la guerra popular.” Aseguró además que “la guerra popular, iniciada el 17 de mayo de 1980 se va cumpliendo exitosamente”.
Tal como lo relatan los comunicados de prensa difundidos por la Agencia DPA a el Diario El Mundo, “Sendero Luminoso, dijo tener presencia en los sindicatos, centros de educación, barriadas, en el campo y en las zonas productoras de coca, con lo que se está dando un salto en la incorporación de las masas”.
Según sus miembros y conforme al texto del informe difundido por Sendero, “El PCP- Sendero Luminoso continúa la aplicación del plan en marcha: “Unir al pueblo contra la dictadura fascista, genocida y vendepatria!”, en referencia al actual gobierno de Alejandro Toledo. También convocó a todos sus seguidores a realizar acciones concretas “elevando el apoyo a la guerra popular del Perú y la campaña para defender la vida de Abimael Guzmán Reynoso”.
Por esas cosas que tiene el destino; y no por casualidad, sino más bien por “causalidad”, actualmente, Abimael Guzmán habita en una celda contigua a la de Vladimiro Montesinos, ex miembro de la Inteligencia fujimorista, en la Base naval de El Callao. Éste último, una especie de “Chacal”, como el protagonista de la novela de Frederik Forsyt, años atrás, cuando todavía actuaba dentro del gobierno de Alberto Fujimori, les permitió a Guzmán y su actual esposa, Elena Iparraguirre, el acceso a la Biblioteca del partido, incautada en Septiembre de 1992. Y les concedió además, una suscripción al periódico Le Monde Diplomatique y a la revista Newsweek...

ALGUNAS CONCLUSIONES

Hace años que me desvela Sendero Luminoso. Como aquellas cosas prohibidas, que producen rechazo y a la vez una atracción irresistible. Acaso porque esta guerrilla está fuera de los “parámetros comunes” –por llamarlo de alguna manera-, en relación al ser y accionar de otros movimientos insurgentes.
Hay en Sendero, un componente –a mi juicio- mágico. Consustanciado con las fuerzas de la naturaleza. Con aquello que no encuentra expresión en los términos del presente. Ininteligible para el común de la gente.
En su ideología, pero más que en su ideología, en sus creencias, (que exceden lo político para instalarse en el ámbito “metapolítico”-, percibo el aliento de un pasado remoto. Me recuerda a los antiguos “Adoradores del fuego”; a los “Caballeros de la Tabla Redonda”. A los duendes de la Selva. Sendero trae a mi mente a los pasajeros errantes, que transitan por el “Camino del Inca”. Una melodía lejana, que proviene de las entrañas de la tierra. El sonar de las quenas y el pinkullo.
Es que, Sendero es otra cosa. ¿Una religión?, ¿Un ejército de Sicarios?, ¿Los rebeldes de “Canudos”, siguiendo al Consilhieiro?
Ninguna muerte justifica verdades. Pero, ¿quién puede juzgar la justicia de los senderistas y la de los militares con sus torturas en toda América?, ¿quién puede decir que una fue mejor que la otra?
Cierto es, sin embargo, que los postulados comunistas- maoístas no encuentran cauce ya, en esta nueva realidad.
Cierto es que el “triunfo” del Capitalismo frente al Comunismo sólo se ha traducido en un rotundo y aplastante fracaso. Que el Liberalismo extremo ha sumido a los pueblos en un hoyo profundo, marginándolos como comunidades “inviables”, restos sobrantes e “improductivos”, para la “Picadora de Carne” de los negocios y el Capital.
Los mundos no se construyen con utopías. Ya hemos pasado por las armas y de nada nos ha servido. Los miles de muertos inocentes reclaman justicia. Intentan engañarnos con los dogmatismos de la Democracia; ocultando nuevos tipos de genocidios. No ya por una bandera, por un partido o por un ideal. Sino por el pan y la dignidad de los pueblos.
Trafican con el hambre, la desesperación y la miseria. Especulan con la vida y dictan parcial y arbitrariamente sentencias de muerte. Millones de seres condenados al olvido.
Este es el gran problema. No ya Capitalismo versus Comunismo. No ya Globalización y anti Globalización. No ya Liberalismo o Conservadurismo. El gran problema ha sido y será la falta de PIEDAD. Y la pérdida del respeto y la memoria.

.......Cuentan que, en uno de los libros que leía Abimael, había subrayado un pensamiento de Mao: “La gente se convierte en su contrario”.

Y Sendero tampoco ha estado libre de ese pecado.......

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