7/3/08

Sociedades Secretas I: Golden Dawn

¿Cuántos mundos habitan en este mundo? ¿Quiénes realmente deciden el devenir del Sistema de cosas mundial? ¿Cuál es en verdad el “Gobierno del Mundo”? y ¿qué actores se encubren detrás de poderosos Organismos Internacionales? En esta oportunidad abordaremos una sociedad muy particular: The Golden Dawn.
Cierto es, que diversas Sociedades Secretas han participado en episodios claves de la historia, como la Revolución Francesa y la Americana. Mitos y leyendas engrandecen sus acciones, no obstante, nadie duda de su influencia, si se pasa revista a los nombres de algunas de estas organizaciones ocultas, tales como: la Masonería –en sus diversos ritos-; los Rosacruces; los Iluminatti; el Ku Klux Klan; la Golden Dawn; la Anhenerbe; los Bildebergers; la Sociedad Thule, etc, etc.
A todas estas Sociedades las caracteriza el misterio y el secreto. En muchas de ellas se entremezcla lo político, económico, esotérico y metafísico.
Tales “secretos” no son en absoluto fábulas, cuentos ni juegos, sino recetas mágico-técnicas precisas, difícilmente comprensibles para el común de la gente, basadas en muchos casos en conocimientos muy antiguos; llaves capaces de abrir los poderes contenidos en el hombre y en el universo.
El hecho es que tales técnicas y conocimientos exigen del hombre estructuras mentales distintas de las del propio estado de vigilia ordinario. Pues en muchos casos requieren de la utilización del intelecto y del lenguaje en otro plano. Por tal motivo son guardadas celosamente bajo un estricto hermetismo.
Como decía Albert Einstein, “los que detentan el poder de tomar grandes decisiones para el bien y para el mal forman una Criptocracia”.
En 1921, se preguntaba René Guenón, en un pasaje de su obra “Le théosophisme, histoire d´une pseudo-religión” (Ed. Traditionnelles): “(...) ¿No habrá detrás de todos estos movimientos algo mucho más temible; algo que sus jefes ni siquiera conocen y de lo que no son, por lo tanto, más que simples instrumentos?”.
Se corre el velo
Para comprender mejor el mundo actual y venidero, tendríamos que descorrer el velo de misterio que cubre a este tipo de sociedades, cuya actuación en los asuntos mundiales, podría decirse, que en ciertos momentos de la historia ha sido decisiva.
Consideremos la evolución de las cosas. Desde tiempos pretéritos, reyes y faraones crearon sus propias leyendas. Distintos hallazgos arqueológicos dan cuenta de creencias populares, las cuales señalan que la procedencia de estos reyes era divino. En la Grecia antigua, Olimpia, madre de Alejandro Magno tuvo un sueño profético, en el cual era poseída por una serpiente. Al consultar al Oráculo de Dodona de Épiro, por el significado de dicho sueño, los sacerdotes le respondieron: “El hijo que nazca de ti descenderá de la estirpe de Zeus y de un mortal. Significa que en tu seno la sangre de un dios se ha mezclado con la sangre de un hombre”. Durante la Edad Media, numerosos sacerdotes, autodenominados “representantes de Dios aquí en la tierra”, reinaron y decidieron el destino de muchos pueblos.
Hasta las monarquías, durante la Modernidad alegaban un poder de origen sobrenatural y los reyes eran considerados como dioses y semidioses, cargados de oro y ropas suntuosas.
A partir de la Revolución, el poder proclama ideas abstractas y el Gobierno se oculta. Los responsables del destino de un país intentan hacerse pasar por hombres ordinarios, como parte del pueblo, pero al mismo tiempo guardan las distancias.
Con la avanzada de las potencias imperialistas y colonialistas, desde mediados del siglo XIX y la primera mitad del siglo XX, países enteros no sabían a quién respondían, ni quién decidía la suerte de esa región.
Por su parte, las democracias modernas hoy se prestan a mil interpretaciones esotéricas. Hay quienes dicen que América obedece a algunos jefes de la industria; Inglaterra a los banqueros de la City cuyo motor radica en las altas finanzas de capitales provenientes de Arabia Saudita; dicen también que Francia obedece a los francmasones y Estados Unidos a la banca financiera judía.
Lo cierto es que el secreto envuelve a las responsabilidades por la imposibilidad de saber”quién es quién” y “quién decide qué”.
En más de una oportunidad ha caído la cúpula entera de un gobierno democrático, como si sus miembros no fuesen más que títeres articulados sobre un escenario de papel macheé. Pero el verdadero poder siempre permanece en las sombras, oculto e intacto.

La Golden Dawn y sus orígenes

La Golden Dawn fue fundada por Samuel Mathers en Inglaterra, a finales del siglo XIX y principios del XX, más precisamente en 1887.
Su iniciación estuvo inspirada en la Sociedad de la Rosacruz inglesa, creada 20 años antes, por Robert Wentworth Little y cuyos miembros eran reclutados entre los maestros masones. Esta última sociedad estaba constituida por 194 miembros, uno de los cuales era Bulwer Lytton, autor de “Los últimos días de Pompeya”. Lytton, erudito genial, no esperaba que su novela inspirase varias décadas más tarde y en Alemania a un grupo místico, pre-nazi. Sin embargo, en otras de sus obras, como “La raza que nos suplantará” o “Zanoni” hacía hincapié en realidades del mundo espiritual y particularmente, del mundo infernal. A través de las fábulas novelescas expresaba su certeza de que existen seres dotados de poderes sobrehumanos, seres que suplantarán y conducirán a los elegidos de la raza humana a una formidable “mutación”.
Esta idea de los “Superiores Desconocidos” la encontramos en todas las místicas negras de Oriente y de Occidente; habitantes subterráneos o venidos de otros planetas. Gigantes como los que mencionara H. P. Lovecraft en sus obras; otro escritor de quien se cree que perteneció a la Golden Dawn, junto a Arthur Machen.
El mismo fundador de la Golden Dawn, Samuel Mathers pretendía estar en relación con los “Superiores Desconocidos” y haber entablado contacto con ellos en compañía de su madre, hermana del filósofo Henri Bergson.
Citamos un pasaje del manifiesto a los “Miembros del Segundo Orden”, que escribiera en 1896: “Con referencia a estos Jefes Secretos a que me refiero y de los cuales he recibido la sabiduría del Segundo Orden, nada puedo deciros. Ignoro incluso sus nombres terrenales y solo los he visto muy raras veces en su cuerpo físico... Nos encontramos físicamente en tiempos y lugares previamente fijados. En mi opinión, son seres humanos que viven en esta Tierra, pero que poseen poderes terribles y sobrehumanos...”
La Golden Dawn, todavía más reducida que la rosacruz tenía por objeto la práctica de la magia ceremonial, el ocultismo y las iniciaciones dentro de distintas logias masónicas, a fin de obtener poderes y conocimientos secretos. Sus jefes primigenios fueron Woodman, Mathers y Wynn Westcott, quienes llevaron a que la Golden Dawn mantuviera aceitados contactos con miembros del Movimiento Antroposófico de Rudolf Steiner y movimientos influyentes del período pre nazi.
Por ejemplo, Robert Wentworth Lyttle (Soc. Rosacruciana inglesa) además de influenciar a la Golden Dawn, desde los comienzos de su creación, estaba en contacto con los rosacrucianos alemanes, entre otros con el Dr. Willy Ley, el cual había conformado en Berlín una sociedad secreta denominada “La Logia Luminosa” o “Sociedad del Vril”. Con ella entró en contacto Karl Haushoffer que, junto con Dietrich Eckardt, Alfred Rosenberg, Rudolf Hess y Adolf Hitler integraban la “Sociedad Thule”.
La Golden Dawn tuvo después por jefe a Aleister Crowly, uno de los más grandes exponentes del neopaganismo, cuyas huellas también encontraremos en Alemania.
Pero, después de la muerte de Woodman y de la retirada de Wescott, S. L. Mathers fue el gran maestro de la Golden Dawn, que dirigió algún tiempo desde París, donde acababa de casarse con la hija de Henri Bergson (es decir, con su prima).
Mathers fue sustituido en la jefatura de la Sociedad por el poeta W. B. Yeats, que recibiría tiempo después el Premio Nobel (del cual recomendamos leer una de sus obras claves: “Una Visión”). Yeats tomó el nombre de “Frére Démon est Deus Inversus”. Presidía las sesiones vistiendo kilt escocés y llevando un antifaz negro y un puñal de oro al cinto.
También una mujer estuvo afiliada a la Golden Dawn: Florence Farr, directora teatral y amiga íntima de Bernard Shaw. Pertenecieron a esta Sociedad además numerosos escritores: Blackwood; Bram Stoker, autor de “Drácula”; Sax Rohmer; Peck, astrónomo real de Escocia; el célebre ingeniero Allan Bennett; Sir Gerald Kelly, presidente de la Royal Academy; John Buchan, autor de singulares revelaciones sobre los lazos entre el Pangermanismo y el mesianismo islámico; Hermann Hesse, etc,etc.
Quien aporta un verdadero dato curioso es Jean Parvulesco, personaje paradigmático, pero excepcional. Esto es lo dicho, según sus palabras: “La Confraternidad Hermética del Amanecer Dorado en el exterior sigue siendo, sin la menor duda, el grupo espiritual de influencia y de control oculto que, a partir de Gran Bretaña –pero también a partir de Francia-, a predeterminado en mayor medida la marcha invisible de la historia mundial del siglo XX. En efecto, si bien, por motivos oscuros, el Imperator del Amanecer Dorado en el exterior, Samuel Liddel Mathers dirigía desde París y con qué mano de hierro los destinos de su confraternidad hermética, el personaje verdaderamente fundamental del “grupo de mando” más intenso del que el propio Mathers había recibido sus atribuciones era, una muy misteriosa alemana llamada Ana Sprengel (“el ser más maravilloso del siglo”) la definió Aristide Briand, que no lo era menos. De hecho, todo ocurría como si Ana Sprengel fuese realmente la única detentadora de los “poderes últimos” y sobre todo, del secreto de los procedimientos (...) que permitían y mantenían el contacto directo con los Superiores Desconocidos, de la Golden Dawn in the Outer, con las Inteligencias Exteriores, los Grandes Señores de identidad “galáctica” o “interestelar”, cuya morada “suprapolar” se sitúa mucho más allá de los límites concebibles de este mundo”.

Política y esoterismo

Más allá de lo místico o esotérico, lo llamativo e interesante es ver cómo, a través del tiempo se tejen más de una historia. Se trata de “historias paralelas”; de “mundos paralelos”. Observemos lo siguiente: Gran Bretaña, enemiga de Alemania, en el escenario político de las dos Guerras Mundiales, acuerda en el plano esotérico, metafísico o metapolítico alianzas profundas con quien a la vista de todo el mundo era su adversaria: Alemania.
Desde lo político entran en puja dos conceptos geopolíticos; por un lado el “Atlantismo”, cuyo mayor exponente es Gran Bretaña, reina de los mares y del comercio, y por el otro, el “Continentalismo”, mejor representado por la ex Unión Soviética, hoy Rusia. Hitler comete un error fatal, durante el transcurso de la Segunda Guerra Mundial, que para muchos fue inexplicable. Tras violar el pacto de no - agresión a la Unión Soviética invade con tropas alemanas territorio soviético. Ni el propio Stalin puede creerlo. ¿A qué se debió semejante decisión? Tal vez siga siendo un enigma, o tal vez haya obedecido a la influencia que Gran Bretaña insufló encubiertamente en Hitler, en reuniones ocultas llevadas a cabo por emisarios británicos en el mismo corazón de la Golden Dawn, que a su vez mantenía ligazones muy profundas con rosacruces alemanes y miembros de la Sociedad Thule y la Anhenerbe, en las que en más de una ocasión, el Führer fue partícipe.
Estas y otras son las tramas secretas que se tejen de espaldas al mundo, pero no por ellos dejan de ser las más decisivas en el devenir de la humanidad. Se han librado y se continúan librando guerras ocultas. Seres sin rostro deciden el futuro del mundo. Semidioses, que a lo largo del tiempo han acumulado el suficiente poder como para decidir sobre la vida y la muerte de millones de personas.
Estas Sociedades Secretas, pequeñas o grandes, ramificadas o no, conexas o inconexas, activas o en estado larvario son ni más ni menos que la manifestación clara del “otro mundo”, de “un mundo paralelo”,”en otra dimensión”, pero inserto en el nuestro.

Informe y texto: Karina Donangelo

1 comentario:

YIYOMAC dijo...

muy bueno