28/3/09

Informe y texto: Karina Donangelo

COMPAÑÍA DE TANGO DEJA VÙ PRESENTA “QUIEN LES QUITA LO BAILADO… A ESOS CISNES Y MALEVOS” Y “BESOS Y ABRAZOS” – En el Centro Cultural Borges.

El arte no se explica. Las palabras lo asesinan. Porque el arte tiene en sí mismo vida propia; tiene su propio lenguaje de expresión, ese que no se dice, sino aquel que se siente, que se disfruta, que nos llega o no nos llega, aquel que nos atrae, nos seduce o nos repugna.
Con la danza ocurre precisamente así. Y qué decir con el tango en sus diferentes expresiones!
Jorge Luis Borges lo definió como “… la realización argentina más divulgada, la que con insolencia ha prodigado el nombre argentino sobre el haz de la tierra”.
Es que el tango… es un sentimiento que se baila, que se cuela por los cordones de la bronca, el despecho y la nostalgia y transita por las aceras de los cien barrios porteños. Es ni más ni menos que un cúmulo de filosofía existencial del arrabal; de historias de hombres y mujeres que se escurren en los recodos del tiempo, y quedan plasmadas en ese canto del alma.
De estas historias habla precisamente el espectáculo “¡Quién les quita lo bailado… a esos cisnes y malevos!” de la Compañía de Tango Deja Vù, que se presenta por estos días y hasta fin de mes, en el Centro Cultural Borges, de la Capital Federal. Con dirección y coreografía de Carina Pazzaglini se presentan dos obras en una, en las cuales se relata la dicotomía entre el baile compadrito del tango y la delicadeza de la danza clásica, como una forma caprichosa y por momentos risueña de querer convencer o seducir a los bailarines de ambas danzas para que aprendan el otro baile. Las distintas composiciones resultan inéditas fusiones de elementos de la danza clásica con la contemporánea y el tango danza, imprimiéndoles un vertiginoso desarrollo en el que no están ausentes escenas de violencia, vinculadas a una cierta ilación argumental. Desfilan por el escenario dúos y tríos de bailarines, en algunos casos disputándose por una mujer, en otros expresando una relación sentimental, frenética, desesperada y pasional. Se entremezclan bailarines clásicos con atuendos propios de su baile en el que están presentes las características zapatillas de punta, junto con los zapatos de taco alto tangueros y vestidos razados provocativos, que aluden al baile del tango, ese baile propio de los instintos, de los hondos bajos fondos que deja muchas veces al descubierto los aspectos más íntimos y propios del mismo ser.
Así entre la obra Brazos y Abrazos y Quien les quita lo bailado a esos cisnes y malevos se interpone un breve intervalo y transcurren los notables acordes del variado repertorio musical compuesto por “Los pájaros perdidos” y “Libertango” de Astor Piazzolla; “El día que me quieras” y “Volver” de Carlos Gardel; “La Cumparsita” de G. M. Rodríguez (W. Ríos) hasta “La muerte del cisne” (Saint Saens) – Astor Piazzolla; Pas de Quatre de Tchaikovsky y Milonga del 900 entre otros.
Son notables los trabajos de Liliana Toccatelli, María Eugenia Andreatta, Hugo Mastrolorenzo, Federico Veuguen, César Rojas y Carina Pazzaglini.
A lo largo de toda la obra, se verá un escenario despojado de elementos escenográficos en donde sólo la música y los bailarines serán los protagonistas Y también, por qué no la coreografía alegórica que nos expresa a través de las diversas posturas corporales aunadas a ese ritmo casi hipnótico del tango diversos sentimientos, ya sea a través de un giro, de un taconeo o los cabellos al viento de una bailarina como prolongación de su amor, su angustia o su furia.
Si bien la obra carece de un guión argumental de principio a fin, se percibe a través de distintos cuadros la compleja relación de pareja, exponiendo los entretelones, aquello que no se cuenta, y que se vive en la intimidad de un hogar, en la oscuridad de una alcoba o en la mente de los transeúntes de la ciudad.
Un sentimiento que se niega a morir; una relación romántica entre dos hombres, un semidesnudo cargado de lirismo, los encajes de las bailarinas de danzas clásicas, los personajes irremediablemente perdedores y soñadores, bohemios, atrevidos y suspicaces, todos ellos desfilarán en este notable espectáculo, en el que lamentablemente ha contado hasta ahora con más público extranjero que local.
En cuanto a la directora y coreógrafa, Carina Pazzaglini cabe destacar que es egresada del Instituto de Danzas del teatro Colón, es docente de danza clásica y egresada de la Universidad de la Danza de La Sorbona, París, Francia. Se desempeñó como bailarina del elenco estable del teatro Colón y se ha presentado en los teatros más importantes de nuestro país y en prestigiosas salas internacionales. Formó parte del elenco de la compañía de danza Tangokinesis dirigida por Ana María Stekelman. Y desde 1986 se destaca además como coreógrafa.

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